El reloj indicaba las ocho de la noche. Era martes, un día normal para la gran mayoría de los habitantes de Islamabad pero no así para nosotros. En un cierto tramo de la autopista que conecta las ciudades gemelas circulaba un viejo taxi con clientes internacionales: un brasileño, una argentina y un joven pakistaní. El motivo por el cual nos habíamos tomado el taxi era porque todos los micros a las Northern Areas se acababan de cancelar. No teníamos idea de qué hacer, el chofer manejaba sin dirección, ya que no sabíamos donde ir.
Un clima pesado, bronca y mucho cansancio reinaban en el coche. Lo único en lo que podía pensar era en bañarme y tirarme en la cama. Decidiendo donde pasar la noche, sabíamos que nuestros amigos pakistaníes conocían un hostel "muy barato" pero al pedirles la dirección del lugar obtuvimos como respuesta: "den unas vueltas con Ashan, vengan al restaurant donde estamos nosotros y de ahí los dejamos en el hostel, porque todavía no sabemos donde es". No era lo que queríamos, no podía pensar en pasear ni ir a ningún lugar que no fuese un hostel en ese momento.
Nuestro amigo Ashan, a quien acabábamos de conocer, intentaba animarnos. Nos hablaba de las cosas que podríamos conocer en Islamabad, que podríamos volver en otra oportunidad al Norte con más tiempo, más seguros y etc etc. Nos costaba mantener la conversación, había sido un día de emociones muy fuertes. Antes de venir a Pakistán muchos de mis conocidos estaban muy sorprendidos, no podían entender por qué venía aquí si no es un país del cual se escuchen noticias muy buenas. Bueno, imaginen venir acá y no dejar de escuchar historias sobre la inseguridad y consejos que a veces llegan a ser contradictorios! Y luego conocer gente que viajó, ver sus fotos y no saber a quién creerle y a quién no. Por lo que, en aquel momento, la seguridad de la región del norte no era el tópico a tratar. Cambiando de tema, Ashan nos pregunta si nos gustaba la cerveza. Respuesta afirmativa, que originó el siguiente diálogo (traducido aquí al español por su fiel servidora):
- ¿Tomaron alguna en Karachi?
- Sí
- ¿Qué marca de cerveza probaron?
- La Murree
- ¿Les gustó?
- Eeeeemm.... sí (a todo esto no sabíamos bien qué tan comunicativos ser sobre nuestros hábitos occidentales por lo que contestábamos con pocas palabras y seguíamos ensimismados, mirando la ventana)
-Me alegro mucho de escuchar que les haya gustado, yo soy el dueño
- (Giramos rápidamente nuestras cabezas) QUEEEEEEEEEEEEE?!?!?!!?
- Sí, soy el dueño, mi familia tiene hace años la empresa. Pueden venir a visitar la fábrica si quieren.
Una carcajada histérica se apoderó de mí, no podía parar, lloraba, me reía y gritaba "Whaaaaat? Dude, is this for real?" y me seguía riendo. Nota mental: nunca podés dejar de sorprenderte en Pakistán. Michel tampoco dejaba reírse y ambos dijimos que definitivamente queríamos a visitar la fábrica. Murree Brewery es la única empresa que produce cerveza, whisky y vodka legalmente en Pakistán y conocer a su dueño no es algo de todos los días.
Como los aiesecers no nos contestaban, fuimos a la casa de Ashan en pleno festejo de Eid a cenar junto a su familia. Nos parecía un disparate absoluto, le dijimos veinte veces a nuestro amigo que nos dejara en nuestro hostel caro pero no había caso. Imaginen ¿cómo se sentirían si dos personas de otro continente y que recién conocen pasan Navidad con su familia? Un festejo totalmente íntimo, invadido por personas de otra religión, que ni siquiera entienden bien qué se celebra! Personalmente, había otra razón muy snob que me preocupaba. La tradición en Eid es que todas las mujeres compren ropa nueva, en general van al sastre a que les prepare nuevos shalwar kameez, con diseños especiales y mucho brillo... porque justamente es EID!

Y yo me encontraba con una camisola fucsia totalmente sudada, pantalones beige, ojotas, sin maquillaje, sin nada! En un patético intento por resguardar algo de mi dignidad me puse a buscar en la mochila (la Chalten-60, fiel compañera desde hace cinco años) donde estaban los aritos, para lucir un poco ¿¿¿mejor??? ¿Era eso posible?
Entramos a la casa y fuimos recibidos como si fuesemos parte de la nobleza. Nos obligaron a sentarnos en el mejor lugar de la mesa mientras gran parte de la familia estaba en el piso. Nos traían agua, nos servían comida y no comían si nosotros no empezábamos. Aplicaba nuevamente la regla You-are-my-guest. Como yo le había preguntado a Ashan sobre los bailes tradicionales a la tarde... terminé bailando con los primos el típico baile pashto en ronda.
Tras numerosas idas y vueltas nos encontramos con el resto del grupo en un restaurant y fuimos a ver el hostel bueno, bonito y barato del que tanto habían hablado los chicos. No había al final tanta diferencia de precio pero quedamos en que era sólo por una noche. Habíamos hablado con los chicos sobre posibles actividades y nos propusieron hacer parapente al día siguiente, por lo que quedamos en hablar a las nueve de la mañana y salir máximo 10 y media.
Pakistani times, ejemplo básico: Nos levantamos a las once y le aviso a Shaza que recién nos despertábamos, que nos disculpara. Me dice que se canceló el plan de skydiving por el clima pero que igual algo íbamos a hacer. Once y media. Seguidilla de llamados y mensajes diciendo que ya pasaban a buscarnos. Checkout: 12 del mediodía. Arreglamos con un encargado del lugar desayunar y salir del cuarto unos minutos más tarde. Llama Bilal diciendo que estaban tarde pero que venían a buscarnos, que dejemos el cuarto. Lluvia, cielo muy gris, película hollywoodense con final feliz y ningún plan concreto sobre cómo seguirían nuestros días. Con Michel decidimos terminar de ver la peli y no hacer el checkout, total lo más probable era que nos quedáramos en Islamabad. Termina la peli, no hay wifi, los chicos no responden. Alina me manda un mensaje diciendo que todavía está en la casa de un amigo, esperando que también la pasen a buscar. Michel se duerme. Tres de la tarde: nos pasan a buscar y están sorprendidos porque no hicimos el checkout. ¿A dónde íbamos a ir por tres horas abajo de la lluvia? ¿Además nos vamos a quedar en Islamabad, o no? Nonono, me responden, les conseguimos un lugar. Eh? Sisisi, salgamos ahora, vamos a una estancia y después a un cumpleaños en una village y después vemos. Oh look... I NEED A PLAN!! Por favor diganme a dónde vamos, si llevar las mochilas o no, y si donde vamos nos podemos quedar, porque preferimos pagar un hotel y quedarnos ahí. Ooooh ok, Ana, te vamos a llevar al cumpleaños y después vamos a la casa de un amigo, ahí se van a quedar por el resto del tiempo, no se van a mover más... pero apúrense y agarren sus mochilas!

Recorremos los alrededores de Islamabad, las colinas verdes bajo la llovizna que adoran los pakistaníes y nos dirigimos para el cumpleaños. Se celebraba en una village a media hora de donde nos encontrábamos. Llegamos a una mansión lindísima, con un una tienda arriba, ambientada con el estilo rural típico de las villages.
El hombre de la casa, un joven pakistaní vestido de shalwar kameez comienza a hablarnos, le contamos de donde somos y él nos comenta que se encontraba en su casa solamente por Eid pero que vivía regularmente en Lisboa. Nos quedamos totalmente desconcertados al escucharlo hablar en un portugués perfecto. Me senté con las chicas y con la mujer de él y mientras teníamos una interesantísima charla sobre los matrimonios y sus costumbres escuchamos las risas de Michel. Continuaba tan fascinado por Vicky (vestido de kameez amarillo en la foto) que llamó a Roberto (amigo portugués que vive en Karachi) sólo para contarle del muchacho que acabábamos de conocer. Y como si eso no fuera suficiente lo filmó hablando en portugués.

Pasada la medianoche llegamos a la casa de Ali, quien nos alojó por el resto de nuestra estadía en Islamabad. Mientras charlábamos sobre la vida en Sudamérica nos llega un mensaje de los aiesecers diciendo: Les conseguimos un hostel en Murree, los pasan a buscar mañana al mediodía para ir hacia allá.
Escribir todos los sucesos del viaje es complicado y aún más reflejar las casualidades, sorpresas (a veces buenas y otras no tanto) y sustos que nos llevamos. Esperábamos descansar en Murree, hacer un poco de vida de montaña, respirar aire puro... bueno como no podía ser de otra forma, fue exactamente lo contrario!! Pero eso quedará para el capítulo siguiente, donde relataré el final del viaje y la vuelta a Karachi.
Abrazos!
Un clima pesado, bronca y mucho cansancio reinaban en el coche. Lo único en lo que podía pensar era en bañarme y tirarme en la cama. Decidiendo donde pasar la noche, sabíamos que nuestros amigos pakistaníes conocían un hostel "muy barato" pero al pedirles la dirección del lugar obtuvimos como respuesta: "den unas vueltas con Ashan, vengan al restaurant donde estamos nosotros y de ahí los dejamos en el hostel, porque todavía no sabemos donde es". No era lo que queríamos, no podía pensar en pasear ni ir a ningún lugar que no fuese un hostel en ese momento.
Nuestro amigo Ashan, a quien acabábamos de conocer, intentaba animarnos. Nos hablaba de las cosas que podríamos conocer en Islamabad, que podríamos volver en otra oportunidad al Norte con más tiempo, más seguros y etc etc. Nos costaba mantener la conversación, había sido un día de emociones muy fuertes. Antes de venir a Pakistán muchos de mis conocidos estaban muy sorprendidos, no podían entender por qué venía aquí si no es un país del cual se escuchen noticias muy buenas. Bueno, imaginen venir acá y no dejar de escuchar historias sobre la inseguridad y consejos que a veces llegan a ser contradictorios! Y luego conocer gente que viajó, ver sus fotos y no saber a quién creerle y a quién no. Por lo que, en aquel momento, la seguridad de la región del norte no era el tópico a tratar. Cambiando de tema, Ashan nos pregunta si nos gustaba la cerveza. Respuesta afirmativa, que originó el siguiente diálogo (traducido aquí al español por su fiel servidora):

- Sí
- ¿Qué marca de cerveza probaron?
- La Murree
- ¿Les gustó?
- Eeeeemm.... sí (a todo esto no sabíamos bien qué tan comunicativos ser sobre nuestros hábitos occidentales por lo que contestábamos con pocas palabras y seguíamos ensimismados, mirando la ventana)
-Me alegro mucho de escuchar que les haya gustado, yo soy el dueño
- (Giramos rápidamente nuestras cabezas) QUEEEEEEEEEEEEE?!?!?!!?
- Sí, soy el dueño, mi familia tiene hace años la empresa. Pueden venir a visitar la fábrica si quieren.
Una carcajada histérica se apoderó de mí, no podía parar, lloraba, me reía y gritaba "Whaaaaat? Dude, is this for real?" y me seguía riendo. Nota mental: nunca podés dejar de sorprenderte en Pakistán. Michel tampoco dejaba reírse y ambos dijimos que definitivamente queríamos a visitar la fábrica. Murree Brewery es la única empresa que produce cerveza, whisky y vodka legalmente en Pakistán y conocer a su dueño no es algo de todos los días.
Como los aiesecers no nos contestaban, fuimos a la casa de Ashan en pleno festejo de Eid a cenar junto a su familia. Nos parecía un disparate absoluto, le dijimos veinte veces a nuestro amigo que nos dejara en nuestro hostel caro pero no había caso. Imaginen ¿cómo se sentirían si dos personas de otro continente y que recién conocen pasan Navidad con su familia? Un festejo totalmente íntimo, invadido por personas de otra religión, que ni siquiera entienden bien qué se celebra! Personalmente, había otra razón muy snob que me preocupaba. La tradición en Eid es que todas las mujeres compren ropa nueva, en general van al sastre a que les prepare nuevos shalwar kameez, con diseños especiales y mucho brillo... porque justamente es EID!

Entramos a la casa y fuimos recibidos como si fuesemos parte de la nobleza. Nos obligaron a sentarnos en el mejor lugar de la mesa mientras gran parte de la familia estaba en el piso. Nos traían agua, nos servían comida y no comían si nosotros no empezábamos. Aplicaba nuevamente la regla You-are-my-guest. Como yo le había preguntado a Ashan sobre los bailes tradicionales a la tarde... terminé bailando con los primos el típico baile pashto en ronda.
Tras numerosas idas y vueltas nos encontramos con el resto del grupo en un restaurant y fuimos a ver el hostel bueno, bonito y barato del que tanto habían hablado los chicos. No había al final tanta diferencia de precio pero quedamos en que era sólo por una noche. Habíamos hablado con los chicos sobre posibles actividades y nos propusieron hacer parapente al día siguiente, por lo que quedamos en hablar a las nueve de la mañana y salir máximo 10 y media.
Pakistani times, ejemplo básico: Nos levantamos a las once y le aviso a Shaza que recién nos despertábamos, que nos disculpara. Me dice que se canceló el plan de skydiving por el clima pero que igual algo íbamos a hacer. Once y media. Seguidilla de llamados y mensajes diciendo que ya pasaban a buscarnos. Checkout: 12 del mediodía. Arreglamos con un encargado del lugar desayunar y salir del cuarto unos minutos más tarde. Llama Bilal diciendo que estaban tarde pero que venían a buscarnos, que dejemos el cuarto. Lluvia, cielo muy gris, película hollywoodense con final feliz y ningún plan concreto sobre cómo seguirían nuestros días. Con Michel decidimos terminar de ver la peli y no hacer el checkout, total lo más probable era que nos quedáramos en Islamabad. Termina la peli, no hay wifi, los chicos no responden. Alina me manda un mensaje diciendo que todavía está en la casa de un amigo, esperando que también la pasen a buscar. Michel se duerme. Tres de la tarde: nos pasan a buscar y están sorprendidos porque no hicimos el checkout. ¿A dónde íbamos a ir por tres horas abajo de la lluvia? ¿Además nos vamos a quedar en Islamabad, o no? Nonono, me responden, les conseguimos un lugar. Eh? Sisisi, salgamos ahora, vamos a una estancia y después a un cumpleaños en una village y después vemos. Oh look... I NEED A PLAN!! Por favor diganme a dónde vamos, si llevar las mochilas o no, y si donde vamos nos podemos quedar, porque preferimos pagar un hotel y quedarnos ahí. Ooooh ok, Ana, te vamos a llevar al cumpleaños y después vamos a la casa de un amigo, ahí se van a quedar por el resto del tiempo, no se van a mover más... pero apúrense y agarren sus mochilas!
Recorremos los alrededores de Islamabad, las colinas verdes bajo la llovizna que adoran los pakistaníes y nos dirigimos para el cumpleaños. Se celebraba en una village a media hora de donde nos encontrábamos. Llegamos a una mansión lindísima, con un una tienda arriba, ambientada con el estilo rural típico de las villages.
Pasada la medianoche llegamos a la casa de Ali, quien nos alojó por el resto de nuestra estadía en Islamabad. Mientras charlábamos sobre la vida en Sudamérica nos llega un mensaje de los aiesecers diciendo: Les conseguimos un hostel en Murree, los pasan a buscar mañana al mediodía para ir hacia allá.
Escribir todos los sucesos del viaje es complicado y aún más reflejar las casualidades, sorpresas (a veces buenas y otras no tanto) y sustos que nos llevamos. Esperábamos descansar en Murree, hacer un poco de vida de montaña, respirar aire puro... bueno como no podía ser de otra forma, fue exactamente lo contrario!! Pero eso quedará para el capítulo siguiente, donde relataré el final del viaje y la vuelta a Karachi.
Abrazos!