lunes, 3 de septiembre de 2012

Locas travesías por el norte de Pakistán. Capítulo 1: Noticias inesperadas


AVISO: Están a punto de leer las crónicas del viaje más loco, más impredecible, con más cambio-de-planes que hice en mi vida. Y eso es bastante decir eh! Ahora estoy de vuelta en Karachi, sana y salva. El relato se corresponde con hechos ocurridos hace dos semanas, la autora se encuentra en su rutina diaria nuevamente. En el mapa marqué las ciudades que visitamos, donde vivo y donde teníamos pensado ir. Si hacen click en cada una, les aparece en tamaño más grande :)

Hace un mes que miraba el calendario, viendo en qué fecha podría ir para las áreas del Norte de Pakistán, donde hay montañas, lagos, mucho verde y unas vistas impresionantes. Personalmente tenía ganas de ir para Chitral y de ahí ir al Kalash Valley, donde reside una comunidad politeísta milenaria y me habían dicho que tenía que ir cuanto antes porque después de Septiembre se vuelve demasiado frío y a fines de Octubre los caminos directamente se vuelven intransitables.

Eid parecía el tiempo indicado para ir. Eid es el período en que se celebra el fin de Ramadán, son 3 días en los que los musulmanes ofrecen grandes comidas para sus familias, visitan amigos, las mujeres usan ropa nueva (nuevos shalwar kameez, en estas tierras) y a los niños se les otorga una pequeña suma de dinero como regalo, conocido como Eidi. Haciendo un paralelo con el cristianismo, podríamos decir que Eid es una especie de Navidad del Islam. Las familias están totalmente abocadas los días anteriores a realizar compras, los shoppings están abiertos toda la madrugada y hasta la decoración de las tiendas y algunas casas es de luces doradas. Falta nomás el arbolito y Papá Noel!

Dado que Eid era lunes martes y miércoles, con 3 días feriados si me pedía dos días en el trabajo y juntaba los dos fines de semana tenía unos cuantos días para aprovechar y viajar. Les comento a los chicos que también están de intercambio de acá, varios se prenden y comenzamos a planear el viaje. En eso, Carlos, un argentino que vive en Islamabad, nos cuenta que está pensando en ir a Skardu en esa misma fecha y nos invita. Dejo la idea de visitar el Kalash Valley a cambio de un divertido viaje por las montañas, cerca de la frontera con China. Nos juntamos con los chicos dos días antes de viajar, terminamos de charlar algunas cosas pero básicamente dominaba un estilo de viaje "relax". Carlos mismo dijo: "Lo más importante, lo único que tienen que hacer ustedes es llegar a Islamabad. Subimos las cosas a la camioneta y de ahí vemos en el camino"

Compramos los pasajes casi unos días antes de irnos, a último momento Gokce dedice no viajar y el grupo final queda conformado por: Michel (Brasil), Alina (Rumania) y quien les escribe. El mismo día que nuestro tren partía hacia Lahore vamos a trabajar y mientras estamos en la oficina nos damos cuenta que nos habíamos olvidado los sándwiches que habíamos preparado el día anterior. Contrareloj, Alina y yo nos encontramos, vamos para la casa a buscar nuestra futura cena y Michel no aparecía, no contestaba los llamados, nada. Desesperación: vamos a perder el tren! Alina llama al teléfono de la estación para avisar que estábamos con retraso. Tras llamar a Wang, logramos comunicarnos con Michel y rogarle que se apure. Corriendo en el andén, un hombre nos detiene diciendo: Miss Alina! Era el hombre con el que mi compañera se había comunicado. Muy amablemente nos ayuda con las mochilas, nos indica nuestra cabina y se despide. Al otro día Alina recibirá varios mensajes de texto del estilo “Me gustó la manera en que me dijiste gracias” o “No me preguntaste como me llamo”.


Al abrir la puerta de nuestra cabina nos encontramos con una mujer, su padre… y dos niños pequeños. Ninguno dice nada pero todos tememos por el llanto de los niños que, contra todo pronóstico, se portaron de mil maravillas. Rabia, la madre de los niños, viajaba para encontrarse con su marido en Sialkot (ciudad cerca de Lahore) y pasar Eid en familia. Tanto ella como su padre nos ofrecían permanentemente papas fritas, té, agua, Fanta y no aceptaban un “no” por respuesta. La frase que acompañaba sus múltiples convites era “Please, you’re our guests”. Tratamos de explicar amablemente que habíamos comprado los pasajes de tren de mismo modo que ellos y que simplemente coincidimos en la misma cabina, pero no había forma, éramos sus invitados y casi hasta sus hijos. Como si fuese una especie de guiño del país hacia nosotros el “You’re my guests” lo escuchamos hasta el hartazgo en muchas circunstancias bizarras, por lo que se convirtió en nuestro chiste interno a lo largo del viaje. Por ejemplo Michel abría la puerta del hostel y decía “Please: Alina, Ana you’re my guests”. El viaje en tren fue mucho mejor de lo que nos esperábamos. Tuvimos aire acondicionado, wifi, comida y solamente se atrasó tres horas, lo cual es algo muy bueno en lo que respecta al servicio de trenes.





La idea original era llegar a Lahore, pasar la noche con unos amigos de Michel que viven allí y dirigirnos al otro día para Islamabad desde donde iríamos para Skardu. Resulta ser que, mientras estábamos charlando lo más tranquilos en el tren suena mi celular. Llamada de Carlos. Pregunta si estábamos en Karachi. Ante mi respuesta negativa y contarle que estamos en el tren escucho del otro lado del teléfono un “Aaah” no muy convincente. ¿Por qué, qué pasa? “Bueno, Ana, no sé si viste las noticias, hubo ataques en el Norte, se puso muy jodida la situación, viste…. No sé si podemos ir, yo no quiero decir nada, pero la veo muy difícil”. Decidimos que es mejor hablar al día siguiente.

Llegamos a Lahore a las cuatro de la tarde, totalmente derretidos por el calor punjabí y el cansancio acumulado del viaje en tren. Antonio y Deborah, una pareja latina muy simpática, nos recibieron con los brazos abiertos. Por dos días adoptaron tres hijos internacionales, fuimos a comer con ellos, a dar vueltas por la ciudad, la mezquita y el Palacio Mughal.

No conseguimos pasajes para Islamabad, por lo que nos quedamos un día más. Este "contratiempo" será el primero de los muchos que tendremos en el viaje. Viendo el lado bueno del asunto tenemos un día más para conocer Lahore y podemos ir a la frontera con India. Así es que al otro día vamos para el Wagha Border
donde todos los días a las 6 de la tarde se realiza el cambio de guardia, tanto de Pakistán como de India. Los datos que teníamos: frontera, India y cambio de guardia eran más que suficientes para emocionarme… pero lo que nos encontramos allí fue algo que claramente superó nuestras expectativas.

Más que un cambio de guardia lo que se celebra una especie de competencia de naciones, colocan tribunas y ambos lados llevan una gran cantidad de gente que grita el nombre de su respectivo país. En ese momento, quedamos anonadados por la cantidad de indios que había. Hormiguitas parecían, miles de personas amontonadas ahí nomás, tan cerca nuestro! Tras la ceremonia corrimos a sacarnos fotos en la puerta que marca la frontera. Mi deseo de sacarme una foto con un pie en cada país se esfumó al ver guardias armados que me llevaban dos cabezas que nos decían “buenooo, tiempo de irse de acá” pero accedían a sacarse fotos con la gente.

Lahore nos sorprendió con sus alrededores verdes, con el calor pesado y la humedad, con un estado de las rutas notoriamente mejor que el de Karachi y con un transporte muchísimo más organizado. ¡Hasta colectivos normales tenía! Pero, por sobre todas las cosas, Lahore significó hablar en español y portugués libremente, conocer a dos personas maravillosas para quienes fuimos sus invitados de honor, recorrer la ciudad a nuestro gusto, sin muchos horarios y reírnos sin parar.



A todo esto, el gran viaje, ¿en qué estábamos? Ninguno quería aceptar la triste realidad de que era imposible ir al norte y que el plan perfecto de ir en una camioneta con un amigo recorriendo puntos lindísimos y manejando a voluntad se había hecho trizas. Empezamos a delirar con historias y formas de viajar, desde contratar un jeep hasta ir en bus usando ropas tradicionales y hacernos pasar por locales. No encontrábamos un buen justificativo para Alina, rubia de ojos claros, pero llegamos a llorar de la risa inventando historias sobre nuestros supuestos lazos familiares. El GRAN problema, de todas maneras, subyacía... ¿qué hacer en Islamabad si no podíamos viajar a las famosas Northern Areas? Cierto integrante del grupo negaba por completo esa posibilidad. Los componentes femeninos queríamos investigar sobre hoteles y lugares para visitar pero los cortes de luz (por ende de Internet) y las ganas de salir a pasear con Antonio y Débora eran más fuertes. Nos fuimos a dormir sin saber muy bien qué iba a ser de nosotros al día siguiente, sólo que teníamos tres pasajes reservados para llegar a la capital.








CONTINUARÁ...

8 comentarios:

  1. Esto es sinceramente GENIAL! Y super atrapante. Quiero leer el próximo Capitulo y ver mas fotitosss!! Lo espero eh! Mucha suerteeeeeeeeee!

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    1. Gracias Enzo!! El 2 ya salió y el 3... está recién en proceso :)

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  2. En la frontera si bien los pakistanies tenian mejor uniforme, la hinchada mas fuerte era la india. Si me explicas que gritaban ambos bandos voy a entender que carajo vi, solo entendia ISLAMABAAAAAD.
    Saludos porteños.

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  3. Respuestas
    1. Aaaa pero que placer ser leída por el Dr Mossi! Hay admitir que la hinchada india se lleva todos los premios!
      Los pakistaníes gritan "Pakistan Zindabad" y la traducción más cercana es larga vida a Pakistán
      Abrazooo!

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  4. Hola me ha parecido súper divertid este blog, ya que así nos será más fácil poder conocer un poco acerca de estas aventuras fantásticas, que nos permiten de cierta manera poder explorar nuevas cosas y aprender de ellas.
    Saludos

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    1. Hola Seguros Schengen! Muchas gracias por el comentario de ustedes, me alegro que les haya gustado.Estoy trabajando en remodelar un poco el blog y contar el resto de las aventuras del viaje y el regreso a la Argentina. Espero que en unos días ya esté listo :)
      Saludos!!

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