La perfección no existe. Pero, a veces, hay días que son tan geniales que son casi perfectos. Hace unos días vengo escribiendo un post que dejaré para más adelante, porque los acontecimientos del sábado merecen ser contados ya mismo.
Resulta ser que hace una semana estábamos cenando con amigos y charlando sobre lugares para ver en la ciudad y sus alrededores. Hablando sobre las playas de acá, Shakeeb y Faran nos dicen que no conocimos nada, que tenemos que ir a Mubarak Village y comienzan a detallar las bondades de aquel paraíso. A lo que yo les digo: Buenísimo, ¿Cuándo vamos?. Anytime, es la respuesta, algo muy usual acá que es prometer y armar miles de planes que rara vez se concretan. Temiendo que pasara eso de nuevo, con los chicos empezamos a insistir que queríamos ir tan pronto como posible. En nuestros últimos días nuestra vida social se veía reducida a salir a comer o fumar shesha por lo que estábamos bastante entusiasmados ante otro tipo de actividad.
El lunes, en el trabajo, veo que Shakeeb crea el evento para ir a Mubarak en la red social del joven Zuckerberg. Inmediatamente voy al escritorio de Gokce, le cuento el plan y nos abrazamos de la emoción. Los días siguientes transcurrieron planificando el día de playa y hacia el final de la semana diversos sucesos aleatorios perfilaban un excelente panorama. La llegada de Juan (colombiano que me permitió volver a hablar en castellano fluido), los planes para irnos de vacaciones en dos semanas y el feijao preparado por Michel el viernes eran signos de buen augurio.
Supuestamente nos encontrábamos todos en la casa de uno de los chicos entre las 12:30 y las 13 hs y de ahí partíamos en caravana de autos hacia nuestro destino. ¿Por qué supuestamente? Porque hay algo que con los chicos llamamos "pakistani times" y refiere al hecho de que a la hora indicada hay que sumarle -mínimo- una hora más. Para mí directamente no se puede hablar de "impuntualidad", ya que no existe ese concepto. Es más bien una forma relajadísima de hacer planes. Y esto se ve también en los casamientos (Roberto me contó de uno que empezó dos horas más tarde) y hasta en eventos con público y periodistas como un desfile de moda. La espera igual transcurrió en un lindo departamento en el cual íbamos conociendo a amigos de amigos, charlando y... fumando shesha, por supuesto.
Llegamos a las cuatro de la tarde y directamente fuimos para las montañitas que están cerca de la playa. Subimos, sacamos fotos, seguimos charlando y empezó la desesperación con mis amigas: "Vamos al mar ya!". No podíamos salir del mar, íbamos un poco a la orilla y volvíamos de forma inmediata. Súper limpio, a diferencia de la costa frente a la ciudad, y con mucho oleaje. Terminamos saliendo a causa de las mareas que nos arrastraban hacia dentro más que por propia voluntad. Mientras nos cambiábamos los chicos empezaron a preparar el fuego para hacer unas pechuguitas de pollo marinadas en salsa (picantes ¿hay que aclarar? pero muy ricas)tipo barbecue. Y cerramos con un fogón cantando canciones de acá, Oasis, Queen y Red Hot Chili Peppers.
Nos estábamos por volver y eran las diez de la noche, la playa estaba completamente oscura. Todavía era temprano para algunos de nosotros. Debatiendo cómo seguirla a Michel se le prende la lamparita... vengan a casa y ponemos reageton, cumbia y salsa. Empiezo a saltar en la arena y a correr de un lado a otro para avisarle a quienes sabía que se iban a prender a una noche de baile en la terraza. Una chica de Bulgaria que acabábamos de conocer se plegó a nuestro plan en forma inmediata. Organizamos los autos, voy para mi casa (el depto de las chicas) para agarrar la compu y el fernet y de ahí a lo de los chicos. Poder bailar La Pregunta con alguien que conoce el tema (el colombiano, por supuesto!!) fue algo inexplicable. En este mes y monedas que llevo viviendo acá puedo decir que por primera vez armamos una verdadera clase de danza internacional. La "medicina", que es el nombre con el que mis compañeros llaman al fernet por su "extraño" sabor, pasaba de mano en mano. Después llegó el turno de la salsa, primera vez que bailaba salsa con alguien que supiera bailar de verdad y además me enseñaba a mi!!. Mechamos un par de canciones brasileñas y después algo de cuarteto. Como éramos solamente tres los que bailábamos empezamos a insistir a los demás. Momento bizarrísimo de la noche fue enseñar los pasitos de "Vamos a bailar" de Yerba Brava a Vania (Bulgaria), Adama (Costa de Marfil), Wang (China), Juan (Colombia) y Michel (Brasil).
Cambiando de banderas y continente, pasamos a música africana. Adama tomó el control de la compu y nos empezaba a pasar temas y enseñarnos como bailar. Tiraba unas coreografías buenísimas y ahí lo lindo fue que los tímidos que seguían sentados terminaron sumándose al grupo. Hayyan, uno de los chicos de acá que venía mirando toda la escena sentado, de repente se para ante un tema nigeriano y le saca a Adama el rol de profesor. Seguimos con temas conocidos por todos, de los muchachos de LFMAO y mi compu se queda sin batería. Conectamos al celu de Adama pero estabámos cansadísimos y ya pasamos a sentarnos y charlar, pensando en ir a dormir. Justo en eso escuchamos los tambores que veníamos escuchando toooodas las noches, cuya función es despertar a la gente para el Sehri (la comida de las 4 de la mañana, antes de empezar el ayuno diario en Ramadán). Era la primera vez que escuchábamos eso y no estábamos en pijama en nuestras camas. Bajamos corriendo y salimos a la calle a ver quiénes eran los descarados que tocaban la murga madrugadora. Nos quedamos con ellos hasta que terminó la función y nos vamos a dormir con una enorme sonrisa en nuestras caras. De lejos, de los mejores días desde que estoy acá :)
Resulta ser que hace una semana estábamos cenando con amigos y charlando sobre lugares para ver en la ciudad y sus alrededores. Hablando sobre las playas de acá, Shakeeb y Faran nos dicen que no conocimos nada, que tenemos que ir a Mubarak Village y comienzan a detallar las bondades de aquel paraíso. A lo que yo les digo: Buenísimo, ¿Cuándo vamos?. Anytime, es la respuesta, algo muy usual acá que es prometer y armar miles de planes que rara vez se concretan. Temiendo que pasara eso de nuevo, con los chicos empezamos a insistir que queríamos ir tan pronto como posible. En nuestros últimos días nuestra vida social se veía reducida a salir a comer o fumar shesha por lo que estábamos bastante entusiasmados ante otro tipo de actividad.
El lunes, en el trabajo, veo que Shakeeb crea el evento para ir a Mubarak en la red social del joven Zuckerberg. Inmediatamente voy al escritorio de Gokce, le cuento el plan y nos abrazamos de la emoción. Los días siguientes transcurrieron planificando el día de playa y hacia el final de la semana diversos sucesos aleatorios perfilaban un excelente panorama. La llegada de Juan (colombiano que me permitió volver a hablar en castellano fluido), los planes para irnos de vacaciones en dos semanas y el feijao preparado por Michel el viernes eran signos de buen augurio.
Supuestamente nos encontrábamos todos en la casa de uno de los chicos entre las 12:30 y las 13 hs y de ahí partíamos en caravana de autos hacia nuestro destino. ¿Por qué supuestamente? Porque hay algo que con los chicos llamamos "pakistani times" y refiere al hecho de que a la hora indicada hay que sumarle -mínimo- una hora más. Para mí directamente no se puede hablar de "impuntualidad", ya que no existe ese concepto. Es más bien una forma relajadísima de hacer planes. Y esto se ve también en los casamientos (Roberto me contó de uno que empezó dos horas más tarde) y hasta en eventos con público y periodistas como un desfile de moda. La espera igual transcurrió en un lindo departamento en el cual íbamos conociendo a amigos de amigos, charlando y... fumando shesha, por supuesto.
Llegamos a las cuatro de la tarde y directamente fuimos para las montañitas que están cerca de la playa. Subimos, sacamos fotos, seguimos charlando y empezó la desesperación con mis amigas: "Vamos al mar ya!". No podíamos salir del mar, íbamos un poco a la orilla y volvíamos de forma inmediata. Súper limpio, a diferencia de la costa frente a la ciudad, y con mucho oleaje. Terminamos saliendo a causa de las mareas que nos arrastraban hacia dentro más que por propia voluntad. Mientras nos cambiábamos los chicos empezaron a preparar el fuego para hacer unas pechuguitas de pollo marinadas en salsa (picantes ¿hay que aclarar? pero muy ricas)tipo barbecue. Y cerramos con un fogón cantando canciones de acá, Oasis, Queen y Red Hot Chili Peppers.
Nos estábamos por volver y eran las diez de la noche, la playa estaba completamente oscura. Todavía era temprano para algunos de nosotros. Debatiendo cómo seguirla a Michel se le prende la lamparita... vengan a casa y ponemos reageton, cumbia y salsa. Empiezo a saltar en la arena y a correr de un lado a otro para avisarle a quienes sabía que se iban a prender a una noche de baile en la terraza. Una chica de Bulgaria que acabábamos de conocer se plegó a nuestro plan en forma inmediata. Organizamos los autos, voy para mi casa (el depto de las chicas) para agarrar la compu y el fernet y de ahí a lo de los chicos. Poder bailar La Pregunta con alguien que conoce el tema (el colombiano, por supuesto!!) fue algo inexplicable. En este mes y monedas que llevo viviendo acá puedo decir que por primera vez armamos una verdadera clase de danza internacional. La "medicina", que es el nombre con el que mis compañeros llaman al fernet por su "extraño" sabor, pasaba de mano en mano. Después llegó el turno de la salsa, primera vez que bailaba salsa con alguien que supiera bailar de verdad y además me enseñaba a mi!!. Mechamos un par de canciones brasileñas y después algo de cuarteto. Como éramos solamente tres los que bailábamos empezamos a insistir a los demás. Momento bizarrísimo de la noche fue enseñar los pasitos de "Vamos a bailar" de Yerba Brava a Vania (Bulgaria), Adama (Costa de Marfil), Wang (China), Juan (Colombia) y Michel (Brasil).
Cambiando de banderas y continente, pasamos a música africana. Adama tomó el control de la compu y nos empezaba a pasar temas y enseñarnos como bailar. Tiraba unas coreografías buenísimas y ahí lo lindo fue que los tímidos que seguían sentados terminaron sumándose al grupo. Hayyan, uno de los chicos de acá que venía mirando toda la escena sentado, de repente se para ante un tema nigeriano y le saca a Adama el rol de profesor. Seguimos con temas conocidos por todos, de los muchachos de LFMAO y mi compu se queda sin batería. Conectamos al celu de Adama pero estabámos cansadísimos y ya pasamos a sentarnos y charlar, pensando en ir a dormir. Justo en eso escuchamos los tambores que veníamos escuchando toooodas las noches, cuya función es despertar a la gente para el Sehri (la comida de las 4 de la mañana, antes de empezar el ayuno diario en Ramadán). Era la primera vez que escuchábamos eso y no estábamos en pijama en nuestras camas. Bajamos corriendo y salimos a la calle a ver quiénes eran los descarados que tocaban la murga madrugadora. Nos quedamos con ellos hasta que terminó la función y nos vamos a dormir con una enorme sonrisa en nuestras caras. De lejos, de los mejores días desde que estoy acá :)
Pequeñas cosas que hacen grandes diferencias. Comparto esa alegría tuya y la buena experiencia en mis primeros días en Pakistán. Gracias por un día inolvidable!
ResponderEliminarQue linda foto del fuego en la playa! Y que divertido la clase de danza internacional!!! Después tenes que enseñarnos a bailar música africana!!!
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